175 años de defensa y mejora del medio ambiente: la Ingeniería de Montes celebra su aniversario.

Este año se celebran los 175 años de la creación en España de la Ingeniería de Montes, profesión que ha dejado una huella brillante en la historia forestal y ambiental de España, y que responde hoy, como siempre, a su compromiso con una sociedad que enfrenta desafíos territoriales y ambientales cada vez mayores.

La Ingeniería de Montes conmemora en este 2023, con orgullo, el 175 aniversario de su creación, que se cifra el 2 de enero de 1848, día en que comenzó sus clases la primera Escuela de Ingenieros de Montes de nuestro país, sita entonces en Villaviciosa de Odón (Madrid), y de la cual es directa sucesora la actual Escuela de Ingeniería de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid. A esta Escuela, única en España durante casi siglo y medio, se han unido en los últimos 25 años otras pertenecientes a las Universidades de Castilla-La Mancha, Córdoba, Lleida, Huelva, Santiago de Compostela, Valencia, Valladolid y Ávila.

Casi dos siglos de Historia

La creación de la primera Escuela de Ingenieros de Montes tiene su origen en la preocupación de la Casa Real por el mal estado de conservación del medio natural en España, que motivó que en 1842 becara a un brillante joven, Agustín Pascual, para formarse como Ingeniero de Montes en Alemania, en donde esa profesión existía desde el siglo XVIII. A su vuelta, Pascual, ayudado por el abogado y militar Bernardo de la Torre, no cejaría hasta conseguir que la nueva profesión arraigara en España, con el fin de “conservar, multiplicar y regularizar los montes”, es decir, hacer una gestión sostenible de los recursos forestales.

Desde entonces, esta profesión ha dejado muchas páginas brillantes , permaneciendo en una evolución constante como respuesta a los cambios de la sociedad y la tecnología, pero siempre manteniendo su compromiso con la sostenibilidad a través de una formación en ingeniería de alta calidad que ha permitido que estos profesionales hayan liderado la conservación y protección del medio ambiente en España desde sus inicios.

La creación de los espacios naturales protegidos, de los servicios contra incendios forestales, de los organismos de investigación forestal y de la piscicultura continental; la regulación de la caza y de la pesca; la prevención de avenidas torrenciales y aludes; la defensa y ampliación de la propiedad pública forestal; el enorme esfuerzo de repoblación forestal; o la aplicación exitosa de métodos para la ordenación sostenible de la producción forestal, son –entre otros muchos– grandes logros que llevan la firma de las y los Ingenieros de Montes, que, en muchas ocasiones, contaron con la decisiva colaboración de otras profesiones forestales. Todos estos aspectos son vitales para una verdadera ordenación territorial y del capital natural del que ahora goza España Gracias en gran medida a la ingeniería de montes, nuestro país ha pasado del desolador panorama decimonónico marcado por grandes extensiones desprovistas de la más mínima vegetación a una realidad que (con mucho aún por hacer) es, objetivamente, muy forestal, lo que nos ha llevado a ser el segundo país con mayor superficie forestal de Europa, solamente superado por Suecia.Todas estas actuaciones, llevadas a cabo muchas veces en circunstancias difíciles, han materializado el lema con que se dotó a la Escuela de Ingenieros de Montes en 1848: “Saber es hacer; el que no hace, no sabe” y configura una historia que trasluce una vocación de amor a la naturaleza y de servicio al interés general, cuyo resultado sólo se alcanza a ver desde la perspectiva histórica del tiempo y deja una herencia material de progreso futuro.

 

Por eso, si bien este aniversario es un momento para recordar lo realizado con gratitud para quienes nos antecedieron, también es una oportunidad para mirar un futuro con el que la Ingeniería de Montes está comprometida, y para continuar, con aún más innovación y acierto, nuestro trabajo por una sociedad que enfrenta desafíos territoriales y ambientales cada vez mayores.